Como se suele decir, “la hemos liado parda”. Recién pasadas
las fiestas, son horas de valoraciones, que por cierto aprovecho para adelantar
que para el próximo fin de semana podrán leer la de un servidor. La conclusión
de este año es reabrir el debate sobre las fechas: semana natural versus 20 al
26.
Toda cuestión se puede dividir en formas y fondo.
En cuanto a formas... en una breve pincelada...Logroño a
través de su fuero le fue concedida una feria franca. Desde el lejano 1314, que
encontramos la primera documentación sobre éstas, a la actualidad se podría
dividir en tres partes, en un principio fecha variable, desde 1845 que por el Real
Decreto de Isabel II presentando como principales novedades el girar en torno a
San Mateo y la inclusión de elementos festivos a la feria, y por último la
variación que conocemos desde 1956.
En plena dictadura franquista, como sucedió en otros
lugares, se decidió reconvertir las fiestas logroñesas en fiestas de la
provincia. Las razones eran de sobra conocidas en aquella época puesta en valor
de valores, folclore, promoción turística... y el nombre de San Mateo fue unido
por decisión gubernamental al de la vendimia.
El interés del vino está claro, hasta tal punto que vendimos
unas ferias que en dos años cumplirían 700 años, pero ¿siempre nos tenemos que
estar vendiendo? Hace seis años nos anunciaron que las fiestas cambiaban. Resumiendo
hace seis años para potenciar el turismo y los días de fiesta se implantó la
semana natural, ahora con bares vacíos por la crisis interesa más que duren menos...
En cuanto al fondo nos encontramos en una crisis. Una crisis
que lleva ya 3 años de recortes de subvenciones a asociaciones culturales y
festivas. ¿Cómo capean la crisis? Muy sencillo doblando el número de
actividades para lograr sobrevivir. En pocos años hemos visto doblarse el número
de degustaciones para sobreponerse de los recortes sufridos. ¿Se imaginan
concentrar el amplio número de degustaciones en menos días?, no hace falta que
describa el resultado fatal que podría darse.
Es decir por un lado tenemos a los empresarios que con
calculadora en mano, nos cambiaron unas fiestas porque era más rentable la
gente en la calle y los bares, y seis años después, pretenden volver a imponerse
porque ahora sus cuentas dan mejor resultado con la ciudad trabajando más días....
y del otro lado una ciudad que le ha gustado el cambio, unas asociaciones que
luchan por sobrevivir y unos ciudadanos que si se deciden por irse de
vacaciones lo tienen mejor con semana natural.
¿Cuál puede ser la única respuesta?... ¡Viva la semana
natural!