Estamos en el año 2012 después de Jesucristo. Todo el mundo
celebra a San Lucas, patrón de los artistas y la pintura… ¿Toda? ¡No! Una aldea
poblada por irreductibles logroñeses resiste todavía y siempre al invasor...
Cada vez que los jefes de su tribu, y sus antecesores, y los
antecesores de sus antecesores, escuchaban la palabra cultura... sólo salían de
sus labios vino y gastronomía...
Así podría comenzar un comic de nuestra ciudad, pero
tristemente la realidad supera la ficción. Hoy en nuestros periódicos aparece
una noticia como una sombra triste para celebrar San Lucas. “El Ayuntamiento de
Logroño modificará antes de final de año el Plan General Municipal (PGM) para
cambiar los usos del edificio de Correos en la plaza San Agustín -del
dotacional público actual a otro que permita acoger en el futuro actividades
tales como comerciales o las hoteleras ya barajadas y desechadas en su día”.
Ayer se consumó el atentado artístico más grande de la historia
de nuestra ciudad, perpetrado vilmente por el PSOE, PP y PR... pero vamos a
hacer un poco de historia.
El 23 de mayo de 1932 se inaugura este peculiar edificio, en
la misma época que la Escuela
de Artes y Oficios, la pasarela sobre la vía del tren, las escuelas Trevijano,
el Mercado de Abastos, el Seminario en su nueva ubicación llevándolo del centro
a la afueras... en un periodo de menos de diez años. La intención es bastante
clara, modernizar una pequeña capital de provincia que comenzaba a ver multiplicada
su población.
Desde entonces hasta comienzos de este siglo, ha sido un
testigo mudo de la historia de nuestra ciudad hasta 2002, en que comenzó su
declive.
En 2002 se decidió que era hora de restaurar y modernizar
las instalaciones. Una obra normal y corriente teniendo en cuenta que era un
edificio que en 70 años las reformas eran mínimas. Las obras transcurrieron con
una presunta normalidad desde 2003 hasta su finalización, donde la empresa se
negó a reparar las grietas aparecidas y a dar las llaves a Correos, tribunales,
tribunales y más tribunales, declaración de estado de ruina y vallado del
edificio hasta el día de hoy.
¿Cómo hemos llegado a esto?, muy sencillo. Si un particular
hubiese sido el dueño, los pasos eran interminables. Estudio completo del edificio, estudio completo de lo que se va a
realizar, elementos de interés, idoneidad de la empresa... Todo esto remitido al Consejo
Superior del Patrimonio Cultural, Histórico y Artístico de La
Rioja. El consejo realiza su
estudio y comunica su resolución y modificaciones de obligado cumplimiento, o
si no lo tiene claro, solicita más estudios.
¿Qué
pasos se cumplieron?, Ninguno. Correos al tener en aquel entonces una mayoría pública,
contrató una constructora de Madrid en lugar de una empresa de restauración,
tribunales, y luego se desentendió. Con mayoría pública pues ya se sabe,
responsabilidades cero.
Después
de tal monumental metida de pata, se desentiende del edificio tras haberlo
destrozado por su contratación de empresa equivocada, y ahí se queda el marrón
para los logroñeses. Con sólo ver una foto antigua se comprueba lo “extraordinaria”
de esta restauración, en que no se ha respetado ni los tonos de la fachada.
Con
este pastel, nuestros apreciados políticos se pusieron manos a la obra en
buscar utilidades para el edificio. Aparecieron dos posibilidades Gerstenmaier
y Revuelta.
Félix Revuelta, al momento fue el elegido. Proponía un hotel
y en los bajos del edificio un restaurante con una gran bodega. No había más
que decidir, esa era la propuesta. En Logroño para nuestros políticos cultura
es sólo vino y gastronomía... y derivados. Al tiempo llegó el proyecto. Pretendía
aumentar las alturas y del edificio original... poco quedaba. El ayuntamiento
le ha tenido que decir que no, por mucho que se vendan a él todos los partidos,
todo tiene un límite.
Comentaba
que había dos propuestas, ahora voy con Gerstenmaier.
El empresario alemán Hans Rudolf Gerstenmaier, actualmente
afincado en España. La afición por el arte de Gerstenmaier le ha llevado a
acumular una colección que supera los 200 cuadros de autores diversos que van
del siglo XV al XX. Destaca treinta obras flamencas, Coello, Sorolla, Miró,Toral...
Hasta tal punto destaca, que en revistas especializadas en
arte, no dudan en catalogarla como la mejor colección en manos privadas no
expuesta de España.
“El empresario alemán
Hans Rudolf Gerstenmaier tiene verdadero interés en lograr un emplazamiento en
Logroño que asegure la conservación de su colección de arte así como su
exhibición pública pero avisa de que de no resolverse la cuestión de su
ubicación en el edificio de Correos, en la plaza de San Agustín, baraja otras
opciones fuera de La Rioja
para instalar un museo”. Claro está entre esto que atraería a turistas y colocaría
a Logroño en el mapa del arte y la cultura, y el hotel del restaurante con la
gran bodega, todos sabemos la opción por la que se decantaron.
No han intentado volver atrás, con alevosía hoy día de Lucas,
patrón de los pintores, como he dicho aparece en los medios. “El Ayuntamiento
de Logroño modificará antes de final de año el Plan General Municipal (PGM)
para cambiar los usos del edificio de Correos en la plaza San Agustín -del
dotacional público actual a otro que permita acoger en el futuro actividades
tales como comerciales o las hoteleras ya barajadas y desechadas en su día”. No
hemos aprendido nada, seguimos erre que erre, que se venda vino en él...
Gracias a nuestros políticos del PP, PSOE y PR, estas obras no
se encuentran en nuestra ciudad.
No nos queda más remedio que verlas a través de las webs http://www.rudolfgerstenmaier.com
y http://www.pinturaflamenca.com .
Todo esto sería ya un museo de nuestra ciudad, pero no
interesa. Al político logroñes sólo le interesa hacer un museo creado por él,
para llevarse todo el rédito al cortar la cinta.
Concluyo este artículo con una breve postdata en recuerdo de
las miles de cartas que llegaron a este edificio.
Cuando
en círculos intelectuales o artísticos de las grandes urbes, se siguen
refiriendo hacia pequeñas localidades como Logroño utilizando el término
despectivo de provincianos, con decisiones así, tristemente les damos la razón.
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